lunes, 17 de marzo de 2008

A ratos


A ratos soy yo y a ratos, no me conozco.
Quiero la oportunidad que me denegaste.
Hablemos de esa paz que dan las guerras perdidas.
¿Una mente ocupada se despista más de lo importante?
¿Ocupar mis manos con mil proyectos sirve de algo?
Puedo llenar mil cubos con razones para seguir.
Y todos los cubos me los echaría por encima para limpiar esta piel tan huérfana de ti.
Una vez más. Y dos y tres noches.
¿Y tú a qué aspiras?
No me tomes por una idiota que juega a filosofar.
Hablo en serio. Seguro que hay algo más allá.
Seguro que hay un éxito visible en tus sueños.
¿O no usas de eso?
Piensa en tus prioridades. No hace falta que te compres una agenda ni que te vuelvas organizado ni cuadriculado, sólo piensa en lo que de verdad le apetece a tu subconsciente.
Él termina siendo más racional que uno mismo.
Pídeme un beso. Que tengo ganas de decirte que NO. A ratos.

miércoles, 12 de marzo de 2008

¿Rebelde sin causa?


Es fácil expulsar la rabia.

Es sencillo aguantar el tipo en situaciones complicadas. Soportar bofetadas, huracanes y envoltorios de celofán.

No resulta complicado mirarse al espejo y odiar ese rebote de luces.

Cuando te acomodas a los golpes secos, ya no entiendes la cámara lenta.

Cuando te acostumbras al miedo, termina durmiendo a tu lado.

Cuando el dolor vuelve y vuelve y su único objetivo es siempre volver, capturas toda tu ira y la ingresas a plazo fijo para finalmente reconvertirla toda en venganza.

Tienes una razón para existir. Ese revelarse.

Es sencillo aguardar el momento perfecto para estallar a gritos.

Sin embargo, es muy difícil otra cosa.

Es muy complejo para mí -o al menos no entiendo el papel que me toca jugar- saber cómo reaccionar ante algo tan sencillamente

imprevisible y tierno

como la escena de una glotis pronunciando un

"mi niña".

Si James Dean viviera, con esa mirada prepotente y atractiva a la vez todavía viva... le suplicaría ser como él y no tener causa.
Ayúdame a no necesitar tu ayuda para simplemente, disfrutar de esa frase.

lunes, 10 de marzo de 2008

Adoración


Adoro esas interrupciones tan vulgares y súbitas.
Cuando interrumpes mi sueño y mi noche con una mano impaciente.
Cuando interrumpes mi ducha con unos ojos ansiosos que quieren beber mi agua.
Cuando vienes y vas sin decir palabra, enmudeciendo la luz que me das.
Cuando interrumpes mi parlamento agitado con un beso que despierta en mí una rabia que se transforma al segundo en sonrisa.
Cuando interrumpes mi respiración, cortándola con un cuchillo de plástico.
Cómo evitar adorar esos instantes de madurez del éxtasis.
Cómo controlar mis movimientos entonces. Entonces que sólo puedo abandonarme a tu juego y seguire donde me llevas.
Cuando interrumpes sin pedir nada a cambio pero llevándotelo todo de golpe.
Cuando in-...

Ahora eres tú la interrupción más deseada. Ahora que no estás para limpiar el polvo a esta fea calma. Captura este momento en que ya me interrumpes hasta sin hacer NADA.
Adoro incluso los etcéteras -esos que arropan interrupciones- que aún no me he atrevido a demandarte.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Cuento


Érase una vez -y utilizo la forma "érase" porque la prefiero frente a "había una vez" por la impersonalidad intrínseca de ésta última- un alma.
Nació sin conocerse demasiado ni hacerse mucho caso. Y con mucho pelo también. Creyendo, a falta de espejos, lo que de ella decían. Pero ahí ya estamos hablando de cuando creció. Ese proceso de mirar alrededor lo hizo según los cánones marcados. Pero solamente a modo de estrategia. La observación era el punto de partida de la rebeldía. Descubrió que el más allá no es únicamente un lugar tenebroso del que se habla en los programas de frikis a altas horas de la madrugada. Era un aquí y ahora.
Optó por sentirse libre, tan libre como las putas que terminan su trabajito y como los gays que salen del armario.
No quería volar. Quería alquilar el cielo para ella solita. Fue preguntando, pero los alquileres estaban por las nubes. Así que se hizo okupa. Luchaba sin convicción pero con la inercia que sólo tienen las almas.
Y llegó donde quería llegar. Consiguió lo que se había propuesto.
Pintó todo sin lienzo ni óleos.