jueves, 21 de febrero de 2008


Ahora sí que sí.

Si tengo que comerme el orgullo para hacerlo, pues pensaré en qué guarnición prefiero.

Si he de asumir mis necesidades, lo haré con la cabeza tan alta que casi parecerá que mi cuello se separa del tronco.

Si tengo que despedirme de este miedo que se había quedado a vivir en mis entrañas, lo echaré por impago.

Pero no puedo permitirme un error ahora.

Voy a mostrarme frágil como soy y pequeñita si así lo deseas.

Sin humillación pero reconociendo que

no me entiendo sin tus soluciones.

Que no me escucho sin tus tímpanos.

Que no me aclaro sin tus explicaciones.

Porque eres solución, tímpano, explicación.

Porque sobran los motivos.

Porque no te conozco del todo y ya te tomo por cualquier cosa,

menos extraño.

No hay comentarios: