miércoles, 13 de febrero de 2008

Elogio


Principios del siglo XVI y a nuestro amigo de Roterdam se le ocurre escribir uno de los libros más influyentes de la literatura occidental, habiendo sido uno de los catalizadores de la reforma protestante.

Comienza con una loa satírica a la manera del autor griego Luciano de Samósata, cuya obra había sido traducida hacía poco al latín por el propio Erasmo y por Tomás Moro. Tras esto, el tono se ensombrece con una serie de discursos solemnes, en los que la locura hace un elogio de la ceguera y la demencia y en los que se realiza un examen satírico de las supersticiones y de las prácticas piadosas y corruptas de la Iglesia Católica, así como de la locura de los pedantes (entre los que se incluye el propio Erasmo). El autor había regresado recientemente de Roma profundamente decepcionado, donde había declinado los avances de la Curia Romana; poco a poco la locura toma la voz de Erasmo, que lanza una dura reprobación. El ensayo termina con una sincera y sencilla exposición de los verdaderos ideales cristianos.


Se lo agradecemos.

Va por ti.


Es esta locura la que me hace sentir tan persona, tan centrada y con el firmamento entre los dientes.

Le arranco los pelos a las cosas que desaparecen.

Se me queda un gusto amargo que me avisa de lo peor...

contigo, siempre voy a querer más.

Quiero ser sólo yo.

Arrastrando mi propio peso al andar. Ya tengo suficiente con la fuerza de gravedad que atrae mi cuerpo como para preocuparme también por el tuyo.

Ayúdame a que estos cuerdos entiendan que necesitamos nuestra locura.

Ayúdanos, amigo Roterdam.

O mejor, ni preguntéis.

Qué más os da.

No intoxiquéis los besos de papel mojado con vuestros colores.

No hay comentarios: