domingo, 10 de febrero de 2008

Un escalofrío. Sólo uno.


Es ese que se ha quedado a medio hacer.
Pero que ha sabido estremecerme.
Se había perdido por mi columna vertebral
y me lo encontré dudoso...
No sabía si explotar o estornudar disimuladamente.
Le pedí con sigilo que se mostrara como es.
Entonces, aquel escalofrío con problemas de personalidad,
se decidió a ponerse tu nombre.
Lo llevo grabado a fuego.
Y es curioso que sea a fuego llamándose "escalo-frío".
Tan curioso como las ganas de que lo multipliques.
Cuando me marche a vivir al Polo Norte, me olvidaré de él.
Lo tengo en mente.
Apenas podré notarlo, pero lo recordaré.
Dame de esos escalofríos, pídeme que los coleccione.
Explota, abre caminos y rózame despacito.
Para que el momento NO sea perfecto y siga deseando.
Desear tu sigilo,
sentir mi escalofrío.

No hay comentarios: