domingo, 10 de febrero de 2008

Antes de antes.

Nunca antes me había mirado las manos con tanto detenimiento.

No sé qué guardan.

No entiendo que su posición de reposo sea tan patética.

Tocar, tacto, rozar, pulsar, uña, caricia.

Todo es antes de antes.

Una mano huérfana aprende a sentir con el sol.

Juega con los rayos sin descanso.

Aprende a no guardar nada.

A tirarlo todo, a salpicar direcciones.

Antes de antes era el reposo y después de antes... vino tu caos.

Un mordisco de adrenalina y una cara de sorpresa.

Salieron gotas de lluvia de mis nudillos.

Quise explicártelo con calma pero tenías que marchar.

Antes de antes, nunca tenías prisa.

En tu léxico esa palabra... ni existía.

Antes de antes jugamos demasiado.

Teníamos las manos entrelazadas

y poco a poco, las atamos.

O lo intentamos.

Se me escapó un pequeño detalle.

No había sol entonces,

era de noche...

Antes de antes.

No hay comentarios: